Abuelos

Abuelos

Kalandraka

Autor: Chema Heras

Ilustración: Rosa Osuna

Una tarde de Primavera estaba el abuelo Manuel trabajando en la huerta cuando vio llegar un coche que anunciaba que esa misma noche habría fiesta y baile en el pueblo.

Manuel le preguntó a su mujer Manuela si lo había oído y la animó a salir a bailar. Pero la abuela le decía que ya no era una niña para andar de fiesta en fiesta.

Manuel no paró de animarla haciendo comparaciones preciosas con cada excusa que Manuela anunciaba para atrasar la salida.

– Se mira al espejo y se ve fea como una gallina sin plumas.

-Se coge un lápiz de ojos porque los tiene tristes.

-Se pinta las pestañas porque las tiene cortas como las patas de una mosca.

-Se pone crema en la piel porque la tiene arrugada como un higo seco.

-Le da brillo a sus labios porque los tiene secos como la tierra de los caminos.

-Se tiñe el pelo porque lo tiene gris como una nube de otoño.

– Saca una falda para esconder sus piernas flaquitas como agujas de calcetar.

Y cuando por fín se vio un poquito mejor frente al espejo se agarró del brazo del abuelo y se fueron a bailar.

En ese baile los dos se miraron fijamente a los ojos y la abuela miro muy dentro en los ojos de Manuel y le devolvió de una forma especial todas aquellas palabras bonitas que él le regaló antes del baile.

Imágenes tiernas, un texto que juega con repeticiones y comparaciones… una pareja llena de amor. ¿Alguna vez habéis visto por la calle una pareja de ancianos cruzando una calle juntos? Me parece tan tierno.. siempre pienso que me encantaría ver a mis padres así o a mí misma con mi pareja cuando sea mayor.